Amir One es de esos perfumes que entran sin pedir permiso. Tiene esa vibra de alguien que sabe exactamente lo que quiere transmitir: sofisticación moderna con un toque amaderado-musculoso que no se anda con rodeos. Su ADN está construido sobre un fondo de ámbar, maderas secas y almizcle, pero lo que realmente lo levanta es ese toque especiado fresco y vibrante al inicio, con un guiño casi metálico que le da carácter.
La primera vez que lo sentí me transportó directo a una noche en Valparaíso, justo cuando empieza a bajar la brisa del Pacífico y las luces de los cerros empiezan a titilar. Tiene esa dualidad entre la calidez del ámbar y la frescura inicial que se siente como caminar por un puerto lleno de historias, pero con una chaqueta bien puesta y todo el look controlado. No es explosivo, pero sí envolvente.
En cuanto a duración, se defiende bastante bien: 6 a 8 horas sin pelear, con una proyección media que se queda en tu órbita personal sin invadir la de otros. Es ideal para otoño y primavera, cuando el clima no está ni muy agresivo ni muy tibio, perfecto para esos días en los que pasas de una reunión al café, y luego a una salida más íntima sin tener que reaplicar.
Amir One le viene bien a quien busca un perfume masculino moderno, sin caer en clichés dulzones ni en lo ultra deportivo. Es más bien para quien quiere oler elegante pero no forzado, como ese amigo que siempre va bien vestido aunque diga que “se puso lo primero que encontró”. Podría ir en la línea de Dior Homme Intense, pero menos empolvado, o incluso con un aire a Bentley for Men Absolute, aunque más limpio y versátil.