am Dao de Diptyque es una fragancia que rinde homenaje a la majestuosidad del sándalo, evocando la tranquilidad y el misticismo de los templos budistas en el corazón de Asia. Inspirado por los recuerdos de la infancia de Yves Coueslant, uno de los fundadores de Diptyque, en las montañas vietnamitas, Tam Dao te transporta a un paisaje sereno, donde el aroma de las maderas sagradas se entrelaza con la frescura del aire montañoso y el calor de la tierra.
Desde su apertura, Tam Dao te envuelve en la pureza y la suavidad del sándalo de Mysore, una de las materias primas más apreciadas en la perfumería. Este sándalo se presenta aquí con toda su riqueza lechosa, cremoso y suavemente amaderado, pero sin ser pesado. Acompañado por un toque de ciprés y mirto, las primeras notas del perfume ofrecen una frescura verde que equilibra la calidez del sándalo, como si estuvieras caminando por un bosque antiguo donde la luz se filtra a través de los árboles.
A medida que la fragancia evoluciona, Tam Dao revela su carácter más profundo y terroso. El cedro añade una sequedad resinosa que se combina a la perfección con el sándalo, mientras que el coriandro aporta un toque especiado suave, enriqueciendo la composición sin robar protagonismo a las maderas. Esta combinación de notas crea una sensación de serenidad y meditación, como el suave crujido de la madera quemada en un templo, aportando una sensación de calma que invita a la introspección.
En el fondo, el almizcle blanco y el ámbar gris proporcionan un toque suave y envolvente, añadiendo una sutil calidez que persiste en la piel. A diferencia de muchas fragancias amaderadas, Tam Dao nunca se siente abrumador; en cambio, es delicado, etéreo, como una caricia olfativa que perdura con elegancia.
Tam Dao es una fragancia introspectiva y equilibrada, perfecta para aquellos que buscan una experiencia olfativa calmante y reconfortante. Es ideal para quienes aprecian la simplicidad y la belleza de las maderas nobles, pero con un toque moderno y refinado. Esta fragancia, tanto elegante como atemporal, es perfecta para cualquier ocasión, ya sea de día o de noche, proporcionando una estela sutil pero memorable, como una huella de paz interior.